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lunes, 21 de julio de 2008

Acróstico (Dedicado)

Me quito el sombrero ante bella dama
Alondra y poetisa de muy alto vuelo
Restauras la dicha y encantas con celo
Irradiando versos de grandiosa trama:
A los cuatro vientos el mundo te aclama.

Irisas con luces de brillante gesta;
Navegas en balsas de florida estrofa,
Es bello tu lienzo como suave estofa
Salida serena de tu pluma honesta.

A dónde me llevan tus hermosos versos
Repaso y reposo deleitado y fresco
Rondando con gozo muy caballeresco
Alisios marinos en tus universos.
Belleza te sobra pintoresca pluma
Allende tus coplas y dichos diversos
La brisa nos trae tu calida espuma.

Pelágica brisa que viene y perfuma
Rasantes gaviotas aleteando en vuelo;
Intensas, devotas de la magna suma
Nacida preciosa de tu amado cielo.
Con tantos que admiran tu alba poesía
Eres la sirena del cantar de Ulises
Serena y sincera, fogosa alegría
Me quitas la venda de mis ojos grises
Afluidos sin duda por tu algarabía
Inmersos sin treguas en tu fantasía
Nadando entre amores y melancolía.

Autor: tonisan = Felipe Antonio Santorelli

lunes, 23 de junio de 2008

El ogro y la niña (dueto tonisan y Denn)

-¿Sería tan amable de darme una moneda?
Es tarde y hace frío, no para de llover,
me asusta aquel mendigo tirado en la vereda,
la panza me hace ruido, no tengo qué comer.

-¿Cómo es que me molestas? Dinero no me queda
y llevo mucha prisa pues tengo que correr;
no quiero detenerme, la vida se me enreda;
si pierdo mi trabajo me bota mi mujer.

-Disculpe por favor, no quise ser cargosa
los chicos; casi siempre, sabemos molestar.
¿Me acepta un regalito? Hoy encontré esta rosa
yo sé que a su señora la flor le va a gustar.

La niña lo miraba sonriendo deliciosa,
el ogro frunce el ceño y se apresta a replicar:
-¡Ah infanta descarada!; ¿qué rosa ni qué rosa?
y ajándole el retoño, comiénzala a insultar.

Pequeña y aterrada, temblando por el frío,
con lluvia en sus ojitos la niña respondió:
-¿Por qué rompió mi rosa? Era un regalo mío,
la flor era tan bella y ahora se murió.

La niña desvalida, mojada y temerosa
observa con espanto al viejo malgeniado,
pero es ya tanto el hambre; que llora neblinosa
mientras el hombre engulle; un nudo, consternado
y lágrimas asoman de su alma tenebrosa
que ablandan; poco a poco, su duro corazón.
El viejo; genuflecto, al fin entra en razón.

Carita sin sonrisa, de ojitos inundados
estira su manito rozando con su miel
al rostro del buen hombre que oculta, avergonzado,
los restos de la rosa, molida en el papel.
Sutil y con ternura desarma su pasado
vibrando, entre sollozos, le cuenta con temor,
y esconde su mirada rasgada de dolor.

-Mis papis hace un año, al cielo se han marchado,
mis días son oscuros, amargos como hiel,
me duermo en este saco, mugriento y remendado
el frío me castiga, helándome la piel.

El hombre entre sollozos, dolido y enfadado
con este mundo horrible, con este mundo cruel
se sienta y bisbiseando trata de hablar pausado
y entre tartamudeos le da un abrazo fiel:

-No llores niña linda, no gimas por favor,
si quieres yo te llevo cargada a mi vergel.-
Extiende los bracitos, donándole su amor
y cual su hija fuera; se va a vivir con él.
El ogro ya no es ogro, poniéndose a cantar
la carga entre sus brazos, llevándola a su hogar.

tonisan
Denn

miércoles, 11 de junio de 2008

Entre sagrado y profano

Cielo sagrado
suelo profano,
tengo la noche aquí en la mano:
tengo la rosa del pubis humano
aquí en mi mano, aquí en mi mano.

Cielo expandido
suelo profundo,
tengo el silencio más vasto del mundo:
desde tus ojos hasta mis ojos
vuelan mutismos de crueles segundos.

Cielo dormido
suelo encallado
tengo los sueños anclados al viento
y se me escapan momento a momento:
yo los persigo ya sin aliento…

Entre aventuras y estancamientos
vengo del mundo, voy hacia cuentos,
hurgando trenes de polizonte:
vengo del cieno, voy hacia el monte…

Entre sagrado, mundano y profano
tengo tu rosa,
negra y felposa
aquí en mi mano, ¡aquí en la mano!

domingo, 1 de junio de 2008

Dedicado a Denn, poema en liras.

En tus ojos azules
reflejos; que destellan como un cielo,
se visten de abedules
al fin rasgando el velo
que atara mi silencio con su vuelo.

Por tu candor de anhelo
arrulla tu llamada entre la bruma:
el cambio de este suelo
que tanto nos abruma
por otro en que la pena no se suma.

De tu sentida pluma
el verso se derrama cual oleada,
cubriendo con espuma
ecuórea y titilada
al sueño protegido por tu espada.

Tus aires de cascada
abrevan al viandante casi muerto.
Actuando como un hada
colocas nuevo injerto
a todos los plantíos de mi huerto.

Con tu fonema experto
alegras a las almas titubeantes
y siembras el desierto
de flores rutilantes,
donando vida nueva a los infantes.

Tus llamas son radiantes,
se espejan en un cielo almidonado;
labrado con diamantes
vestidos de rosado
en medio del ocaso ensangrentado.

Tu verso se ha trocado
en toda una gran feria de alegría,
que embiste mi costado
con tanta fantasía
que toda mi tristeza se desvía.

Encuentro en tu poesía
la luz evidenciada del estío,
la magna algarabía
que colma lo vacío
con blanda concurrencia en lo bravío.

Conviertes a mi hastío
en fuente de tesoros y de gemas,
y así borras el frío
de todos mis problemas
con esa gracia bella en tus poemas,

Descubro entre tus lemas
sensible sencillez, juicioso brío,
en un sin fin de temas
bordados por el río
del fresco resplandor de tu albedrío.

Contemplo en tu semblanza
un mar de corazones ablandados
que encuentran nueva alianza
en fuertes afianzados
con versos de tu musa, cual soldados.

Sembradas en tu mano;
estrellas desparramas por el mundo
y lo haces más humano,
y lo haces más profundo,
cambiando su semblante en un segundo.

Sembradas en tu rima,
destellan sensaciones deleitosas.
La nota que se arrima
a tus rongas preciosas
se llena de gardenias y de rosas.

Por sobre tu trabajo
pasean las alegres mariposas
y es todo un agasajo
de flores primorosas
tus mágicas palabras deliciosas.

Acordes de acordeones
con soplo de las flautas y violines
renuevan las canciones
que cantan serafines
tallando tu legado en adoquines.

Y hermosos querubines
coronan de azucenas tus delirios.
Danzando los jazmines
se enlazan con los lirios:
festivos, te saludan entre cirios

Caléndulas de plata
adornan con sus pétalos tu llanto;
cayenas escarlata
seducen con su manto
a todo el que camina por tu canto.

Un sueño enarbolado,
en tu sonrisa clara y prodigiosa
asoma lo sagrado
de tu alma talentosa
y mi alma te atesora vigorosa.

Es que te quiero tanto;
princesa nacarada y cariñosa,
pues tienes el encanto
que es propio de una diosa
y digno de una dama fabulosa.

Por eso no me aguanto
las ganas de decirte con premura;
¿mi niña tierna?:

¡es toda una lindura!

miércoles, 9 de enero de 2008

Afuera

Afuera, a la intemperie
los sueños desgarrados
se retuercen moribundos
sin consuelo ni ilusiones.


Dejemos toda ilusión tras las puertas,
adentro, en este cuarto
tú y yo, tan reales, tan creíbles
tan multi-dimensionales
desde el alba hasta el olvido.

Dejemos la ilusión tras la puerta,
adentro, en nuestros ojos,
la censura ya no existe
ha sido degollada por el hacha de reencuentros,
ha sido desintegrada por las luces pasionales
de un incendio de emociones.
Las tristezas de tus ojos,
cicatrices de desplantes e ironías y silencios
son dos grandes fogaradas,
son ardientes llamaradas
que incineran esos vientos
forjados con dolor,
las tristezas de tus ojos
son umbrales al amor
son umbrales, son portales
a la ausencia y al amor.

Los mejores poemas que he leido

Siete mil millones de poetas
deambulan por el mundo
sin saber que son poetas.

Los mejores poemas
que he leído en mi vida;
me los han escrito en la piel
con una mirada;
me los han cincelado en el corazón
con una sonrisa;
me los han tallado en el alma
con una lágrima.

Todos somos poetas,
Aunque algunos no lo sepan.


domingo, 6 de enero de 2008

Tristeza oxigenada

Tristeza indetenible, inquebrantable, inacabable, irrepetible, impostergable, inaguantable;
tristeza etérea, invisible, aviesa, pálida
como la luz de la mañana entre ramales
de árboles de frondosa penumbra.
Como la tiniebla inequívoca
de la noche profunda, cuando más profunda es la noche
y las estrellas han huido despavoridas
a sus guaridas siderales.

Tristeza arácnida de telaraña vacía
sin una vulgar mosca entre sus redes,
tristeza aclimatada a los inviernos tropicales;
de nevados riscos y heladas sombras
en mis venas doloridas
por recuerdos brumosos:
Tañe tus cuerdas de guitarra ausente,
afina tu arpa melodiosa,
toca de nuevo el órgano basílico y templario
del fondo de los sesos.

Que tu concierto sea un soplo
de brisa de venados y tapires
y báquiros en manadas solidarias,
un sonar de cascabeles sin venenos,
un aplauso marítimo a horizontes lejanos e indefinidos,
un aroma de nardos y claveles
en las tierras escondidas del sauce y del ciprés,
un murmullo de chicharras
y un silencio de mendigos.

Que tu concierto sea
latigazo al egoísmo despiadado,
mordida voraz de caimán enfurecido,
zarpazo eficaz de bengala enardecida
tragándose al tigre que le diera un nombre.

Tristeza inconsecuente, impaciente, intransigente, inconsciente y transmutada
en piedra filosofal nunca descubierta,
en santo grial inútilmente humedecido
por sagrada salivación,
en poder de holocausto asteroideo,
sucumbe ante la metamorfosis sublime
que transforma el lúrido arrastre
en majestuoso vuelo...

Da paso a la alegría
tristeza oxigenada.

Sollozos

Sollozo,
árbol corroído,
desarraigado,
solitario y nebuloso.

Sollozo,
destino sin conciencia,
claustro sempiterno,
poema inacabado
de versos moribundos.

Sollozo,
pálpito arrítmico,
oquedad clandestina,
simiente silenciosa
de gotas de rocío,
en fin;
apenas
tan sólo
un tímido
sollozo.