En tus ojos azules
reflejos; que destellan como un cielo,
se visten de abedules
al fin rasgando el velo
que atara mi silencio con su vuelo.
arrulla tu llamada entre la bruma:
el cambio de este suelo
que tanto nos abruma
por otro en que la pena no se suma.
el verso se derrama cual oleada,
cubriendo con espuma
ecuórea y titilada
al sueño protegido por tu espada.
abrevan al viandante casi muerto.
Actuando como un hada
colocas nuevo injerto
a todos los plantíos de mi huerto.
alegras a las almas titubeantes
y siembras el desierto
de flores rutilantes,
donando vida nueva a los infantes.
se espejan en un cielo almidonado;
labrado con diamantes
vestidos de rosado
en medio del ocaso ensangrentado.
en toda una gran feria de alegría,
que embiste mi costado
con tanta fantasía
que toda mi tristeza se desvía.
la luz evidenciada del estío,
la magna algarabía
que colma lo vacío
con blanda concurrencia en lo bravío.
Conviertes a mi hastío
en fuente de tesoros y de gemas,
y así borras el frío
de todos mis problemas
con esa gracia bella en tus poemas,
sensible sencillez, juicioso brío,
en un sin fin de temas
bordados por el río
del fresco resplandor de tu albedrío.
un mar de corazones ablandados
que encuentran nueva alianza
en fuertes afianzados
con versos de tu musa, cual soldados.
estrellas desparramas por el mundo
y lo haces más humano,
y lo haces más profundo,
cambiando su semblante en un segundo.
destellan sensaciones deleitosas.
La nota que se arrima
a tus rongas preciosas
se llena de gardenias y de rosas.
pasean las alegres mariposas
y es todo un agasajo
de flores primorosas
tus mágicas palabras deliciosas.
con soplo de las flautas y violines
renuevan las canciones
que cantan serafines
tallando tu legado en adoquines.
coronan de azucenas tus delirios.
Danzando los jazmines
se enlazan con los lirios:
festivos, te saludan entre cirios
Caléndulas de plata
adornan con sus pétalos tu llanto;
cayenas escarlata
seducen con su manto
a todo el que camina por tu canto.
en tu sonrisa clara y prodigiosa
asoma lo sagrado
de tu alma talentosa
y mi alma te atesora vigorosa.
princesa nacarada y cariñosa,
pues tienes el encanto
que es propio de una diosa
y digno de una dama fabulosa.
las ganas de decirte con premura;
¿mi niña tierna?:
¡es toda una lindura!
1 comentario:
Pues es una gran poema, estimado hermano. Hace tiempo que no se nada de usted, ni de mi querida Denn. Si lee este comentario escribame a mi corre:
carlic4houston@uahoo.es
Espero que se acuerde de mi... tambien me gustaria saber mucho de Denn.
Saludos
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