Un mundo sin temores ni ventiscas
donde se fraguan los amores.
Un mundo sin cierzos ni tornados
donde el aire tiene una tibieza
de agradable placidez
un mundo de brisas oceánicas
y arroyuelos cristalinos
en cada beso, en cada caricia,
en cada mirada furtiva
en cada suspiro sereno.
Son mundos imposibles
forjados en la fragua
de un beso enamorado
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